miércoles, 7 de mayo de 2008

La ética periodística vista desde Colombia y Chile

Por Jenny Lynn Mendoza

A nivel mundial, diferentes códigos de ética rigen comportamientos generales, como es el caso de los periodistas. Como ejemplo, se analizarán de manera general el Código de Ética del periodista chileno y el Código de Ética del Círculo de Periodistas de Bogotá. El primero creado en el año 1963 obteniéndose un modelo actual en 1999, y el segundo promulgado exactamente en 1990.

Específicamente, el código chileno destaca valores como la veracidad, el servicio de la verdad, los principios democráticos y los derechos humanos, así como el hecho de que el periodista debe mantener un incuestionable respeto a la dignidad y vida privada de las personas, y el impedimento a utilizar su influencia profesional y la información privilegiada que recibe en el desempeño de su trabajo, en beneficio propio, de parientes o de amigos.

Esto es algo sumamente importante, y guarda relación también con los principios enmarcados en el Código de Ética del Círculo de Periodistas de Bogotá. Éste, entre otras cosas, resalta igualmente lo fundamental de la veracidad, la cláusula de la conciencia, el deber del periodista de adoptar una actitud analítica frente a las fuentes, confrontarlas y comprobar sus afirmaciones, al igual que el hecho de ser la libertad de prensa condición básica para que la sociedad tenga conocimiento veraz, suficiente y oportuno de la realidad concreta del mundo.

Y esto último es algo básico para ejercer realmente un periodismo veraz y objetivo. Como puede notarse, ambos códigos mantienen aspectos comunes, tal como deberían tenerlos todos los códigos de ética de periodistas de cualquier parte del mundo, porque es ésta una profesión en la que principalmente es la ética uno de los valores más importantes; son los comunicadores sociales quienes tienen en sus manos y conciencia gran parte de la responsabilidad de los principios y conductas sembradas en la sociedad.

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Análisis del programa "La hojilla"

Por Jenny Lynn Mendoza

Uno de los programas de opinión, y en ocasiones de entrevista, más controversiales de la televisión venezolana, es sin duda “La hojilla”. Es ransmitido prácticamente todos los días desde las 10:30 de la noche por el canal del Estado, Venezolana de Televisión, y conducido por Mario Silva, quien a sí mismo se hace llamar “Bachiller marginal”.

El día lunes 05 de mayo, analicé la secuencia del programa y noté aspectos tanto positivos como negativos en la realización del mismo. La invitada de la noche fue la abogada Eva Golinger, quien acompaña al moderador de inicio a fin –es decir aproximadamente tres horas– y prácticamente se ha convertido en una visitante asidua a este espacio.

Lo negativo tiene que ver principalmente con que el 99% de los comentarios emitidos por ambos personajes son de corte político, y a favor del gobierno nacional. Además, una serie de nueve videos fueron criticados y analizados duramente, los mismos incluían mofas y risas para los moderadores de los programas juzgados en cuestión, como es el caso de “Buenas Noches” y “Yo Prometo” transmitidos por Globovisión.

Apodos como “Mata curas” para Leopoldo Castillo conductor de “Aló Ciudadano” y “Malandro de la Florida” hacia el presidente del canal Globovisión, fueron nombrados más de un par de veces tanto como por Mario Silva, al igual que por la invitada. Es importante destacar que los bloques de publicidades fueron apenas cuatro, muy pocos tomando en cuenta que es un programa de tres horas, pero suficientes si se analiza por el lado de ser un canal del Estado.

Como positivo podría decirse que es un espacio abierto para los invitados, pues pueden hablar de manera muy cómoda el tiempo que deseen sin ser interrumpidos por el conductor del programa. Se les trata como en casa, se les ofrece agua, café, y en este caso, la abogada pudo notarse muy cómoda y risueña ante las bromas de Mario Silva, quien al molestarse por algo, frente a las cámaras llama la atención de los operadores de audio, hace muecas burlescas, ademanes, se quita la gorra, y es quien en todo momento lleva la guía y dominio del espacio.

En general, “La hojilla” es un programa que denota claramente el no contar con un guión establecido, muestra una escenografía con abundancia del color rojo e imágenes de Simón Bolívar y el Ché Guevara, entre otras. Las llamadas son filtradas (he intentado llamar y no me permiten comunicarme), y hasta Silva tiene la libertad de decir groserías, toser tranquilamente ante los micrófonos un aproximado de 30 veces por noche y pararse a buscar cualquier cosa dejando las cámaras solas. Pero bueno, parece que sólo él puede hacerlo y es aplaudido y muy bien visto por su público; hay también que tomar en cuenta que no es un profesional de la Comunicación.